Una de las mayores satisfacciones en la jardinería es multiplicar tus plantas favoritas, y el clavel (Dianthus caryophyllus) es uno de los más fáciles y gratificantes de propagar. La respuesta directa a cómo reproducir claveles es simple: el método más eficaz es a través de esquejes de tallo. Esta técnica te permite crear un clon genéticamente idéntico a la planta madre, asegurando que mantendrás el mismo color, fragancia y forma de la flor que tanto te gusta. En esta guía detallada, te enseñaremos el proceso paso a paso para que puedas llenar tu jardín con tus variedades preferidas.
La propagación es una técnica avanzada que complementa los cuidados básicos que exploramos en nuestra guía completa sobre el cuidado del Clavel.
Por Qué la Propagación por Esquejes es el Mejor Método
Aunque los claveles se pueden cultivar desde semilla, la propagación por esquejes (un método de propagación vegetativa) tiene ventajas claras:
- Rapidez: Un esqueje enraizado se convertirá en una planta madura y floreciente mucho más rápido que una planta cultivada desde semilla.
- Identidad Genética: Obtendrás una copia exacta de la planta madre. Esto es crucial si tienes una variedad híbrida o un color específico que quieres preservar, ya que las semillas de híbridos a menudo no producen plantas idénticas a los padres.
- Facilidad: El proceso es sorprendentemente sencillo y tiene una alta tasa de éxito.
¿Cuándo es el Mejor Momento para Tomar Esquejes?

El momento ideal para tomar esquejes de clavel es a finales de la primavera o principios del verano. En esta época, la planta está en pleno crecimiento vegetativo, lo que significa que sus tallos tienen la energía y las hormonas adecuadas para enraizar vigorosamente. Evita tomar esquejes cuando la planta está en plena floración o en el letargo del invierno.
La Técnica de Propagación: Paso a Paso
Paso 1: Seleccionar el Material Madre y Preparar Herramientas
La calidad de tu nueva planta dependerá de la calidad del esqueje. Busca en tu planta madre un tallo sano, fuerte y, muy importante, que no tenga flor ni capullo. Necesitas un tallo que esté en "modo de crecimiento", no en "modo de floración". Prepara unas tijeras de podar limpias y afiladas o un cuchillo de jardinería. Desinféctalos con alcohol para evitar la transmisión de enfermedades.
Paso 2: Tomar el Esqueje Correctamente

- Localiza el tallo perfecto. Mide unos 10-15 cm desde la punta hacia abajo.
- Realiza un corte limpio justo por debajo de un nudo (el punto engrosado del tallo de donde salen las hojas).
- Retira con cuidado las hojas de la mitad inferior del esqueje. Debes dejar solo 2 o 3 pares de hojas en la parte superior.
Paso 3: Preparar el Esqueje para el Enraizamiento
Este paso es opcional pero aumenta mucho la tasa de éxito. Sumerge la base del esqueje (la parte del corte) en polvo de hormona de enraizamiento. Sacude el exceso; solo necesitas una fina capa.
Paso 4: Plantar el Esqueje
Prepara una maceta pequeña con un sustrato de enraizamiento muy ligero y que drene a la perfección. Una mezcla de 50% de turba y 50% de perlita o vermiculita es ideal. Humedece ligeramente el sustrato. Con un lápiz, haz un agujero en el sustrato e inserta el esqueje. Presiona suavemente la tierra alrededor del tallo.
Paso 5: Crear un Entorno Húmedo y la Paciencia
Coloca la maceta en un lugar cálido y con luz indirecta brillante, nunca al sol directo. Mantén el sustrato ligeramente húmedo. En un plazo de 3 a 5 semanas, el esqueje debería haber desarrollado un sistema de raíces. Sabrás que ha tenido éxito cuando veas nuevo crecimiento en la punta o si al tirar muy suavemente del esqueje sientes una ligera resistencia.
Una vez enraizado, retira la bolsa de plástico y aclimata gradualmente la nueva planta a condiciones normales antes de trasplantarla a su ubicación definitiva.