La característica más famosa de la suculenta Cola de Burro (Sedum morganianum) es su fragilidad. Un simple roce puede provocar una lluvia de sus carnosas hojas. Pero aquí reside su secreto mágico: cada una de esas hojas es una promesa, una nueva planta en potencia. La respuesta directa a cómo propagar la cola de burro es increíblemente simple: utiliza las hojas que se caen naturalmente. Aprender a aprovechar este superpoder de la planta es la forma más fácil y gratificante de multiplicar tu colección, rellenar huecos en tu maceta o crear regalos para tus amigos.
Esta capacidad de regeneración es una de las maravillas de esta planta, cuyo cuidado general exploramos en nuestra guía completa sobre el Sedum morganianum.
Método 1: Propagación por Hoja (El Método Paciente y Mágico)
Esta es la técnica más común y sencilla, perfecta para aprovechar cada pequeño tesoro que se desprende de tu planta madre.
Paso 1: La Recolección
No necesitas arrancar las hojas. Simplemente recoge las que se hayan caído. Asegúrate de que la hoja esté entera y sana, sin roturas. Lo ideal es que la base de la hoja, el punto donde se unía al tallo, esté intacta, ya que es de ahí de donde surgirá la nueva vida.
Paso 2: El Proceso de "Callo" (Crucial)
Una vez que tienes tus hojas, colócalas en una bandeja, un plato o un trozo de papel de cocina. Déjalas en un lugar seco y con luz indirecta brillante durante 2 a 5 días. Durante este tiempo, la pequeña herida en la base de la hoja se secará y formará un "callo". Este paso es absolutamente vital para prevenir que la hoja se pudra al entrar en contacto con el sustrato.
Paso 3: La Siembra en Seco
Prepara una bandeja o maceta poco profunda con un sustrato para cactus y suculentas bien drenado. Ahora, simplemente coloca las hojas callosas sobre la superficie del sustrato seco. No las entierres. Puedes apoyarlas ligeramente para que la base toque la tierra. Coloca la bandeja en un lugar con luz indirecta brillante y... olvídate de ella.
Paso 4: La Espera y el Despertar
La paciencia es clave. En un plazo de 2 a 4 semanas, empezarás a ver cómo de la base de cada hoja brotan unas finas raíces de color rosa. Poco después, aparecerá una diminuta roseta, una versión en miniatura de la planta madre. La hoja original comenzará a marchitarse lentamente a medida que la nueva planta consume sus nutrientes.
Solo cuando las nuevas plantas tengan raíces bien establecidas y un tamaño de unos pocos milímetros, puedes empezar a rociar muy ligeramente el sustrato con agua cada varios días, dejando que se seque por completo entre riegos.
Método 2: Propagación por Esqueje de Tallo (El Método Rápido)

Si quieres obtener una planta de buen tamaño más rápidamente, o si has podado tu planta, la propagación por esqueje de tallo es la mejor opción.
Paso 1: Tomar el Esqueje
Con unas tijeras limpias y afiladas, corta un trozo de tallo de al menos 10-15 cm de longitud. Es inevitable que se caigan algunas hojas durante este proceso; ¡guárdalas para propagarlas por el método anterior!
Paso 2: Preparar y Hacer el Callo
Con cuidado, retira las hojas de los 3-4 cm inferiores del esqueje. Al igual que con las hojas, deja el esqueje en un lugar seco y sombreado durante varios días o hasta una semana para que el corte en la base forme un callo duro. Esto es crucial para prevenir la pudrición del tallo.
Paso 3: Plantar el Esqueje
Inserta el extremo calloso del esqueje en una maceta con sustrato para suculentas seco. Entiérralo lo suficiente para que se mantenga en pie. Coloca la maceta en un lugar con luz indirecta brillante y, de nuevo, no riegues.
Paso 4: El Enraizamiento
Después de 2-3 semanas, el esqueje habrá empezado a echar raíces. Puedes comprobarlo tirando muy suavemente de él; si sientes una ligera resistencia, es que ha enraizado. Solo en ese momento puedes empezar a regarlo, siguiendo el método de "empapar y secar" como harías con una planta adulta.