El Ficus benjamina, conocido como el "ficus llorón" por la elegante caída de sus ramas, es uno de los árboles de interior más populares y sofisticados que existen. Con su denso follaje y su porte de árbol en miniatura, tiene el poder de transformar cualquier estancia. Sin embargo, también ostenta la reputación de ser una planta "dramática" y temperamental. La respuesta directa a la pregunta más común —por qué se le caen las hojas a mi ficus— es casi siempre la misma: estrés causado por un cambio. El Ficus benjamina odia los cambios. Entender esta aversión a la novedad y proporcionarle una consistencia absoluta en su entorno es el verdadero secreto para cultivar un ejemplar frondoso y estable. En esta guía definitiva, te enseñaremos a domar a esta belleza y a mantener sus hojas donde deben estar: en sus ramas.
Entendiendo la "Personalidad" del Ficus Benjamina

Para cuidar a un Ficus benjamina, hay que pensar como él. Es nativo de las selvas tropicales del sudeste asiático, donde crece bajo un dosel de árboles más grandes en condiciones de luz, temperatura y humedad muy estables. No está adaptado a los cambios bruscos. Cuando lo llevas a casa, o simplemente lo cambias de una habitación a otra, la planta experimenta un shock. Su reacción instintiva a este estrés es deshacerse de las hojas que estaban adaptadas a las condiciones antiguas para, con suerte, producir nuevas hojas adaptadas al nuevo entorno. La caída de hojas es su mecanismo de defensa y adaptación.
Luz: El Equilibrio entre Brillo y Sombra
El Ficus benjamina necesita luz indirecta muy brillante y abundante. Un exceso o un defecto de luz son causas comunes de estrés.
- Luz Ideal: La mejor ubicación es cerca de una ventana orientada al este, donde reciba el sol suave de la mañana, o a uno o dos metros de una ventana orientada al sur o al oeste, protegido de los rayos directos por una cortina translúcida.
- Poca Luz: Si lo colocas en un rincón oscuro, empezará a perder hojas lentamente y su crecimiento se volverá débil y larguirucho.
- Demasiado Sol: El sol directo de la tarde quemará sus hojas, dejando manchas marrones y secas.
Riego: El Pecado Capital del Exceso y el Defecto

El riego incorrecto es la segunda causa más importante de la caída de hojas.
Por otro lado, la falta de agua también causa estrés. Si dejas que el sustrato se seque por completo durante demasiado tiempo, la planta se deshará de sus hojas para conservar la humedad. La clave es la consistencia. Comprueba la humedad del suelo cada pocos días y establece una rutina.
El Secreto del Éxito: Consistencia, Consistencia, Consistencia
Si tu Ficus benjamina está feliz en un lugar, ¡no lo muevas! Cualquier cambio puede desencadenar una nueva caída de hojas.
- Temperatura Estable: Odia las fluctuaciones de temperatura. Mantenlo en una habitación cálida, idealmente entre 18°C y 24°C, y sobre todo, aléjalo de las corrientes de aire frías o calientes (puertas que se abren, ventanas, radiadores, aire acondicionado).
- Humedad Ambiental: Al ser una planta tropical, aprecia una humedad media a alta. Si el ambiente de tu casa es seco, especialmente en invierno con la calefacción, pulveriza sus hojas con agua un par de veces por semana o coloca un humidificador cerca.
Poda: El Arte de Dar Forma y Densidad
La poda es beneficiosa para mantener una forma atractiva y fomentar un crecimiento más denso. La mejor época para podar es en primavera o a principios del verano.
Sustrato, Trasplante y Fertilización
- Sustrato: Necesita una mezcla rica y que drene bien. Un sustrato de alta calidad para plantas de interior es perfecto.
- Trasplante: No le gusta que le molesten las raíces. Solo trasplanta cuando sea absolutamente necesario (cada 2-3 años), cuando veas que las raíces han llenado por completo la maceta.
- Fertilización: Aliméntalo durante la temporada de crecimiento (primavera y verano) con un fertilizante líquido equilibrado cada 2-4 semanas. Reduce o elimina la fertilización en otoño e invierno.
Plagas Comunes y Toxicidad
El Ficus benjamina es propenso a plagas como la cochinilla algodonosa y la araña roja, especialmente si la planta está estresada o el ambiente es muy seco. Una inspección regular y una buena humedad ambiental son las mejores prevenciones. Es crucial saber que la savia del Ficus benjamina es tóxica para perros y gatos. La ingestión puede causar irritación oral y gastrointestinal. Su dificultad se considera intermedia, no por un cuidado diario complejo, sino por su extrema sensibilidad a los cambios y su tendencia a la caída de hojas.